Este año debido a las circunstancias no podemos estar todos juntos, y por eso a mi tía y a mi madre se les ocurrió hacerle una sorpresa a mi abuela. La sorpresa trataba de un vídeo hecho por nosotros con fotos de de la familia, recordando todos los momentos que hemos pasado juntos y con más familia. A estas fotos le iba a acompañar un audio recitando una poesía que mi abuela recitó de pequeña en el teatro de mi pueblo, y de pequeños, a mi madre y a mi tía, e incluso a nosotros nos la recitaba antes de dormir.
Esta poesía le traía muchos recuerdos bonitos a mi abuela, por eso se la hicimos.
Otra de las sorpresas fue, que aunque no pudiésemos comer juntos como hacemos siempre, al ser una ocasión especial, comeríamos la misma comida en las 3 casas.
Sinceramente me encantó el día de la madre de este año, ha sido diferente, pero me he dado cuenta que la familia nunca se separa aunque nos lo impidan, que siempre vamos a estar ahí hasta en los momentos más complicados. Además de ser un día más en este confinamiento, no quisimos que dejase de ser especial por lo que estábamos viviendo. Escuchar la voz de mi abuela emocionada por los detalles, las sorpresas y algunos regalos que le hicimos a mano, fue de las cosas más bonitas del día.
Esto me ha enseñado, para el resto de días de la madre, que no hace falta un regalo material en el que te gastes el dinero en unos pendientes, reloj o cualquier otra cosa de ese estilo, sino que con una simple comida un poco más especial vale, o un vídeo de recuerdos. A mi siempre me han gustado estos tipos de regalos y ahora mucho más.
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